Un novato en Elden Ring: La opinión de un renuente de los Soulsborne
Soy un novato en Elden Ring, o bueno, lo era, porque con más de 170 horas de juego, habiendo logrado achievments y siendo nivel 220 (o algo así) ya no me consideron un novato, aunque sin duda tampoco un experto.
Pero lo que quiero contar es mi experiencia como un novato en Elden Ring, así como en la saga de los Soulsborne en general, y, con ello, animar a otros que, como yo, han pensado que este juego no es para ellos.
- Hype y lanzamiento de Elden Ring
- No un completo novato en Elden Ring: (malas) experiencias previas a la opus magnum de Miyazaki
- La decisión de visitar las tierras intermedias, y mis primeras horas en Elden Ring
- Un novato en Elden Ring que se rindió ante los encantos de las Tierras Intermedias
- Consideraciones finales respecto a mi periodo como novato en Elden Ring
Hype y lanzamiento de Elden Ring
Recordemos cómo Elden Ring tomó al mundo (de los videojuegos) por asalto. Los fans tenían motivos más que legítimos para sentirse emocionados por una nueva entrega de Hidetaka Miyazaki quien, además, había hecho equipo con George R. R. Martin para crear el mundo de Elden Ring.
Por si lo anterior fuera poco, los avances prometían nuevas mecánicas (como la cabalgata a lomo de Torrent) y algo totalmente novedoso para la serie: un enorme mundo abierto. El hype, para los fans, estaba a todo lo que daba.
Pero los que no eramos seguidores ni de Miyazaki ni de sus obras anteriores, no pudimos verlo con mayor indeferencia.
En mi caso, un novato en Elden Ring y un novato también en los Soulsborne, incluso veía con cierto desprecio el entusiamos que las hordas de seguidores de este género (porque se ha convertido en un género) mostraban ante Elden Ring. Y seguro que más de uno pensaba como yo.
Al momento del lanzamiento, el juego recibió las más altas calificaciones de la crítica especializada, colocándolo en el olimpo de los videojuegos, con otros destacados como Zelda y Mario.
No obstante, hubo voces que se alzaron para mencionar la inconsistencia gráfica, así como la variabilidad de los cuadros por segundo dependiendo de la plataforma, y otros problemas técnicos. La opinión de los videojuegodores no fue tan alta como la de la crítica especializada.
Y recuerdo haber pensado: “Ahí lo tienen, tanto hype para nada”. Pero no fue sino hasta que escuche a uno de los críticos decir que Elden Ring era una especie de Zelda: Breath of the Wild, y que de hecho, tomaba mucha de las directrices y lecciones de los chicos de Nintendo, que la obra de Miyazaki comenzó a interesarme.
@luisignaciosanz Malenia derrotada con el hechizo Comet Azur #EldenRing #Malenia #BladeOfMiquella #xboxseriesx ♬ original sound Luis I. Sánchez
No un completo novato en Elden Ring: (malas) experiencias previas a la opus magnum de Miyazaki
La verdad es que mi opinión, mayoritariamente negativa respecto a Elden Ring, no sólo se compuso por las críticas “verdaderas” de los jugadores, y la mala experiencia técnica que parecía estaba plagando al juego.
Dark Souls, mi primer tropiezo con los Soulsborne
No, lo cierto es que habiendo jugado Dark Souls (el primero, en Xbox 360) por cerca de 20 horas, así como Sekiro: Shadows Die Twice, por unas 10 horas, terminé de convencerme de que ese estilo de juegos no era para mi.
En el primer caso, Dark Souls no ofrecía una historia que me impulsara a afrontar los riesgos de un mundo cruel y desafiante. ¿Cuál era el motivo subyacente por el que mi personaje debía de enfrentarse a jefes infinitamente más fuertes quél? ¿Cuál era mi motivo para auxiliarle? ¿A dónde debía de llegar y para qué? ¿El objetivo era lo suficientemente bueno, valía la pena?
Dark Souls no respondía ninguna de mis interrogantes, necesarias para mi disfrute y satisfacción. Si no, ¿para qué juego? Y si encima Dark Souls me ponía las cosas difíciles, entonces no tenía incentivo alguno para proseguir. Por tanto, tuve que dejarlo, aunque no antes de unas buenas 20 horas, tratando de encontrarle el sentido al juego.
Sekiro, una nueva decepción
Aunque la historia y las motivaciones de Sekiro son mucho más transparentes que las de Dark Souls, seguían pareciéndome insuficientes. No obstante, persistí en mi empeño de tratar de disfrutarlo.
En un principio me parecieron maravillosas la movilidad y la capacidad del personaje para trasladarse tanto horizontal como verticalmente.
A lo anterior había que sumar el sistema de combate, basado en el bloqueo como elemento esencial para el contrataque, así como la ruptura de la postura de los enemigos.
Los problemas comenzaron cuando llegaron los jefes y subjefes. El tema no recaía en la dificultad que suponía derrotarlos, sino en la lejanía que se encontraban los puntos de guardado, de los encuentros con estos fuertes personajes.
Me resultó chocante que, para enfrentarmente nuevamente contra un enemigo que requería el estudio y análisis de sus ataques y patrones, tuviera que recorrer 30 minutos desde el último punto de guardado.
Entiendo el punto de Miyazaki, respecto a querer que los jugadores experimentemos la “alegría que se origina de superar las dificultades“, pero la situación que acabo de describir me parece que rayaba en lo absurdo.
En este aspecto, estoy de acuerdo con lo que afirma James Davenport, cuando afirma que, en ocasiones, el juego es difícil sólo por diseño, no por porque aporte al significativo a la experiencia.
Ya he escrito sobre la dificultad y la accesibilidad en los juegos, y si es correcto hacer trampa, y he concluido que, si no afecta tu experiencia, y resulta gratificante, eres libre de hacer en él lo que te plazca.
La decisión de visitar las tierras intermedias, y mis primeras horas en Elden Ring
A pesar de las malas experiencias con anteriores títulos de la saga Soulsborne, y después de ver decenas de videos en Youtube, y de leer numerosas reseñas tanto en sitios especializados como de entusiastas como su servidor, me dije: “le daré un chance a Elden Ring”, por lo que hice la compra y me dispuse a olvidar las afrentas del pasado.
Así, me convertí en un novato en Elden Ring, como, seguramente, tantos otros que cedieron ante el canto de las sirenas.
El sentimiento predominante al explorar las Lands Between de Miyazaki y George R. R Martin, fue de miedo temor, resultado de mis experiencias previas con Dark Souls y Sekiro.
Ante cualquier sombra o movimiento, me sobresaltaba. Avanzaba despacio en los corredores estrechos y, ante el umbral que anunciaba una gran estancia, me detenía a explorar las esquinas y rincones, esperando descubrir trampas y enemigos al acecho.
A pesar de dicho temor, que se hacía presente más que nada en las catacumbas, cuevas y castillos, me maravilló el mundo abierto de las Tierras Intermedias. No por su belleza, sino por sus amplias posibilidades.
Contrario a Dark Souls o Sekiro, si encontraba a un enemigo demasiado fuerte, podía dar media vuelta y huir despavorido. Algo a lo que sólo ayudo Torrent, el fiel corcel que auxilia al tarnished (tiznado) que encarnas y al que das vida.
Debo decir también que, conocer de la dificultad de esta clase de juegos, opté por jugar con la clase “astrólogo” que, de acuerdo a diversas fuentes, era la versión easy mode de Elden Ring. Algo que es necesario entrecomillar.
Así, pasé unas 20 horas, es decir, lo que dura un juego promedio, explorando la Weeping Peninsula y superando sus retos, antes de tratar de llegar al Stormveil Castle, a cuyas puertas te recibe el primer jefe: Margit The Fell Omen, al que derroté después de dos o tres intentos.
Después de explorar el gigantesco castillo de Godrick the Grafted, me vi las caras con este jefe, quien dio más batalla, pero que no logró producir la frustración que había sentido en juegos anteriores de la saga.
La historia me sigue pareciendo sumamente ajena al gameplay y difícil de entender, pero al menos en esta ocasión, tienes a tu disposición la gran virtud de un mundo sumamente rico qué explorar y que, contrario a otros juegos de mundo abierto, sí sientes la necesidad de recorrer porque es una experiencia que disfrutas.
Un novato en Elden Ring que se rindió ante los encantos de las Tierras Intermedias
Debo decirlo, soy un novato en Elden Ring (o era) que se rindió ante sus encantos, a pesar de las malas experiencias con anteriores títulos de la saga Soulsborne.
Lo que me gustó de Elden Ring, frente a otros títulos de From Software
Hay muchas cosas que me gustaron de Elden Ring respecto a otros juegos de la saga Soulsborne. A continuación menciono algunas:
Locación de los sitios de gracia y de las estatuas de Marika
Es difícil. Mucho. Incluso jugando con el astrólogo. Pero esta dificultad se hace tolerable por la decisión de las personas de From Software de colocar los sitios de “gracia perdida” (los puntos de guardado), cerca de donde se desarrollan las batallas decisivas contra jefes y subjefes.
Y si no hay sitios de “gracia perdida”, hay “estatuas de Marika”, desde donde puedes retomar la acción, después de ser vapuleado por algún jefe especialmente agresivo.
De esta manera, no hay necesidad de recorrer la última media hora de juego, sólo para ser brutalmente masacrado nuevamente por el jefe o subjefe en cuestión.
El hecho de que sea posible acceder de manera inmediata a los retos más grandes del juego, significa que puedes analizar y aprender sus movimientos de manera rápida, lo que, a su vez, derivará en la eventual victoria.
Los jefes que más tuve que repetir fueron Maliketh The Black Blade, Giant of Fire, el Elden Beast y Malenia, Blade of Miquella. Pero en todos los casos, siempre pude regresar al enfrentamiento inmediantamente después de ser destrozado, lo que ayuda mucho a no generar la frustración que generalmente se acumula si, además de un jefe difícil, tienes que pasar todo un escenario lleno de peligros para llegar a él.
El mundo abierto de Elden Ring
El hecho de que puedas deambular libremente por el mundo de Elden Ring, significa que no tienes que seguir, forzosamente, un ruta prestablecida por los diseñadores del juego.
Esto, a su vez, desemboca en la posibilidad de que no tengas que intentar, una y otra, y otra, y otra vez, pasar una sección demasiado difícil. Por lo que si te encuentras con una y, después de varios intentos, decides que quieres intentar algo nuevo y/o diferente, puedes hacerlo al explorar otras partes del mundo.
Esto me lleva directamente a un elemento de suma importancia para los juegos de mundo abierto, que es…
El mapa de Elden Ring
El mapa de Elden Ring es un instrumento del que harás frecuente uso durante tu estancia en las Tierras Intermedias pues, hay que puntualizar, este juego no cuenta con mecánicas de navegación como otros, tales como los títulos de Ubisoft, que dotan a la UI (interfaz de usuario) de miles de iconos describiendo diferentes tipos de locaciones, acciones, tareas y objetos.
No, en Elden Ring vas descubriendo el mapa, pero rara vez se marca algo en él que no sean los sitios de gracia. No obstante, el juego te da marcadores para que los coloques según prefieras, y señala la ubicación de los NPC’s (Non Playable Characters).
Sin embargo, es un deleite explorar las Tierras Intermedias usando el mapa que se te da. Muy al estilo de Zelda: Breath of the Wild: con un gran detalle de los accidente geográficos y de posibles lugares de interés.
De esta manera, si notas la existencia de ruinas, grupos de viviendas, edificios o alguna otra estructura curiosa, puedes explorar ese lugar con la casi seguridad de que encontrarás algo interesante. A esto hay que añadir la verticalidad del juego, que te permite subir a las cumbres de elevaciones y estructuras, así como internarte en cuevas y catacumbas.
Invocaciones
Finalmente, un buen añadido para quienes, como yo, no somos jugadores hardcore de la saga Soulsborne, es la inclusión de mecánicas como las invocaciones, que son una suerte de “fantasmas” y/o “cenizas” que vas adquiriendo a lo largo del juego, y que puedes utilizar en momentos puntuales, siendo las situaciones más útiles las batallas contra los jefes, incluyendo el jefe final del juego.
Se unen al combate pero, como la mayoría no es especialmente fuerte ni inteligente, su principal uso (al menos para mí), radicó en la distracción de los grandes y poderosos enemigos. Esto me dio un respiro mientras restablecía mis puntos de salud o los de enfoque (para magia o habilidades especiales).
O bien, para cambiar armamento o aprovechar para encadenar varios ataques que hicieran un daño considerable.
Consideraciones finales respecto a mi periodo como novato en Elden Ring
Sin duda, y a pesar de mis casi 200 horas de juego, 3 finales y la consecución de todos los logros del juego, todavía me considero un novato en Elden Ring.
Me falta subir una buena cantidad de niveles para poder hacer uso de diversas espadas colosales, escudos, encantamientos y hechizos.
Además de eso, hubo varios questlines que, por “x” o “y”, no pude iniciar o completar. Por lo que una nueva vuelta a las Tierras Intermedias se hace obligatoria.
Así pues, viendo a Elden Ring con los ojos de una persona que no es fan del género ni de ninguno de los títulos de la saga, creo que puedo concluir que es un juego sumamente recomendable pues, si yo, un inexperto en estos juegos, he podido disfrutarlo, seguro que otros videojugadores en mi situación podrán gozarlo de igual manera.
Gracias por leer mi reflexión sobre mi estatus de novato en Elden Ring. Si deseas algunos otros contenidos sobre videojuegos, puedes leer el referente al ya citado sobre la dificultad y la accesibilidad de los videojuegos, o bien, el que versa sobre la propuesta para prohibir la venta de videojuegos violentos a menores de edad en México, así como algunos otros textos sobre la temática de los videojuegos.
- Playstation se ver forzada a lanzar sus videojuegos en PC.
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- Historia y videojuegos, el caso de Assassin’s Creed.
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Luis Ignacio Sánchez Rojas
Historiador, fotógrafo y analista SEO. Escribo también sobre videojuegos y me considero un divulgador del turismo y la cultura de Teziutlán (Puebla).