Las Fuerzas armadas en Veracruz durante el Porfiriato, fueron de suma importancia para el establecimiento de la paz y la gobernabilidad en este convulso periodo de la historia de México.

Su presencia en Veracruz fue imperativa, pues el puerto era la principal puerta de entrada de capitales, personas y mercancías al país, por lo que garantizar la seguridad, fue una tarea crucial para el general Porfirio Díaz, y las autoridades veracruzanas.

Pero la tarea no fue sencilla: con décadas signadas por los levantamientos armados y las asonadas, el gobierno tenía ante sí un reto monumental.

No obstante, la habilidad política del presidente Díaz, junto con su amplia experiencia en temas de armas y milicia, hizo que diera con la solución: el uso discrecional de la violencia que, si bien resultó una medida muy efectiva para imponer la gobernabilidad, terminó siendo un pesado agravio cuando la paz ya había sido alcanzada, y no había más necesidad de esta coerción selectiva.

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